miércoles, 20 de junio de 2012

Las víctimas del aprendizaje

Alguien paga nuestro aprendizaje práctico. Los clientes, los alumnos, los hijos, los amigos, son algunas de las eventuales víctimas de nuestro aprendizaje práctico en la vida. Ellos son los que pagan nuestros cursos de capacitación, los que compran los primeros productos inacabados e imperfectos, los que se ligan los primeros desplantes desubicados, los que escuchan los primeros disparates, o sea, lo que se llama: "conejos de indias". No sé si es posible otro proceso de aprendizaje en el cual no haya víctimas involuntarias de nuestra impericia al iniciar una actividad. Por más cursos, por más formación teórica que tengamos, el aprendizaje práctico requiere de víctimas. Quien entiende mejor esto es quien encaró algo alguna vez, o sea quiso poner en práctica un proyecto o idea propia. Tal vez esta sea la causa de la intransigencia de algunas personas, de pretender algo perfecto y sin fisuras, de criticar todo porque no se ajusta a un ideal teórico, ese criticismo extremo surge de la falta de experiencia en implementar algunas de sus ideas y de experimentar en carne propia los obstáculos que eso conlleva.

La maestra de seguridad vial


Curso de concientización para sacar el registro de conducir: Señora tipo maestra de escuela de mi infancia, rasgos y modismos iguales. A ver todos sentados, yo voy a designar a uno de Uds. para que me ayude a repartir los comprobantes, pero solo uno así no se levantan todos. ...pero durante la charla la maestra de escuela se va transformando, empieza con datos de muertos en accidentes de tránsito en el país: 25 por día, epa!, "estamos todos locos" como diría Fabio Alberti. La gente empieza a participar, opina que el problema somos nosotros mismos, los peatones, los ciclistas, los motociclistas, los colectiveros, los taxistas, los camioneros, todos los que manejamos... ¿cómo se cambia esto? pregunta la maestra, algunos mueven la cabeza negativamente, otros se sinceran haciendo un mea culpa: "el otro día yo cruce por la mitad de la calle", dice una mujer resignada a ser ella misma, otro de la sala comenta como hace 40 años llevaba a sus hijos en la luneta trasera del auto: "es que no sabía, ahora no lo hago más". 
La maestra dice que antes nadie usaba cinturón de seguridad y ahora lo usa la mayoría, ¿entonces? Es posible cambiar la cultura, depende de nosotros, y agrega: ¿pero cuántos usan el cinturón de atrás? al frenar, el de atrás se nos viene encima y nos mata. La maestra hace una cuenta rápida y le da una fuerza de 2400 kgf, la cuenta esta hecha para un caso un poco extremo, como sería el chocar contra un muro de hormigón de frente a 60 km/h, pero aunque fuesen 800 kg, te mata igual. 

A todos nos cuesta ir a esas charlas, las vemos como una pérdida de tiempo aunque al final todos aplaudieron a la maestra. Esas charlas deberían ser obligatorias una vez por año, para todos, no solo para los que manejan, para todos. Podría tener niveles y un carnet que indique la cantidad de cursos realizados, eso podría disminuir la cuota del seguro o la patente, o ambos. Educación masiva. Igual que en las esperas de los bancos, poner una TV pero que pase material educativo de nievel medio, en vez de los canales de noticias deprimentes que solo buscan atraer apelando al morbo.    

Propongo un slogan para los conductores masculinos, que representan el 80 % de los infractores:

Ah, el blog de la maestra es: http://creandoconcienciaurbana.blogspot.com.ar/