jueves, 20 de junio de 2013

Un país ideologicamente dividido

Evidentemente hay un batalla cultural en la argentina, por más que digan que fulanito piensa en contra del Gobierno porque tiene un subsidio o intereses corporativos o que aquel otro esta a favor porque le pagan, para mi es un reduccionismo que no explica la mayoría de las ideologías de la gente común, de clase media, y con información de periódico.

Esa batalla cultural es ideológica y los hechos son secundarios. Los hechos se enfatizan o se relativizan según la ideología. Argumentos hay infinitos y para todos los gustos, es una dialéctica que no se resuelve mostrando hechos y razonando, si no, en forma ideológica. Si creemos que el Gobierno solo busca enriquecerse y ganar mas poder, no hay hechos ni razonamientos que puedan contra esta ideología, ídem si creemos que el Gobierno busca que la Argentina y los argentinos vivan mejor, entonces todos los defectos se relativizan y se diluyen entre la virtudes.

Yo comparto casi todas las críticas que se le hacen a este Gobierno, creo en lo que dice Lanata, o los artículos de La Nación, Perfil y muchos periodistas entre los que están el encomiable Tomas Abraham, pero yo creo que los críticos pecan de exceso de idealismo, sobretodo de idealismo del ser humano, de la sociedad argentina, y de ellos mismos como personas.

No robarás, no mentirás, no buscarás el poder. Bajo esos preceptos se critica al Gobierno, y el Gobierno no pasa esas pruebas morales. Yo quisiera un Gobierno mejor que este, es bastante choto, es populista, demagógico y corrupto. A mi entender ha hecho algunas cosas beneficiosas, como la inversión en educación, la asignación universal por hijo, el control impositivo, la tarjeta sube, el sistema para el DNI y pasaporte, el centro tecnológico, la ley de medios, desenmascarar las mentiras del grupo Clarín... todo es cuestionable, más aún, si se piensa en la intención de muchas de esas medidas, pero para mi son medidas positivas.

A veces se critica al poder como algo desvinculado de la sociedad, pareciera que la sociedad es inocente y víctima de ese poder. Todavía no podemos construir algo mejor que este Gobierno, por eso soy cauto con las críticas que les hago. El populismo no es bueno, pero lo que tuvimos en la Argentina como alternativas al populismo fue nefasto, salvo los chispazos breves de Illia y Frondizi que duraron lo que la sociedad les permitió.

No me apuro a demonizar a este Gobierno, no puedo percibir que la gente a mi alrededor sea mucho mejor, tampoco sé si la que supuestamente es mejor lo es por cobardía o por integridad moral y, la que es íntegra moralmente, es perezosa y la inacción la protege de enfrentarse y ensuciarse con dilemas políticos donde hay en juego poder y dinero.

De lo único que estoy bastante seguro es que ni del fanático que demoniza al Gobierno, ni del que lo entrona, va a salir una alternativa superadora.