martes, 2 de junio de 2015

VG

Mi viejo contaba una anécdota: Ricardo, un amigo que era deportista y de contextura corpulenta, un día se encuentra con una escena de violencia de género en la calle (en esa época se llamaba tipo  fajando a su mina), Ricardo se acerca rápidamente para defender a la mujer e increpa al tipo, pero al instante, la mujer lo empieza a insultar diciéndole que cómo se le ocurre meterse con su marido, que su marido hace con ella lo que quiere, y que se vaya de una vez... consternado y un poco compungido Ricardo se retira no sabiendo bien qué pensar y preguntándose en qué se equivocó..

La psicóloga María Cecilia Console relata dos casos de su propio consultorio: Una joven de 21 años, luego de relatar un episodio de violencia física infligida por su novio de la misma edad, con el que aún no convive pero planea formar una familia, dice: “... Es que hace boxeo. Los músculos que tiene y que se comporte así, tan macho, lo hacen más masculino, eso me encanta. Sólo que tiene que controlarse un poquito más conmigo”. 


Aun en las adolescentes tardías la agresividad, en tanto rasgo, funciona como un elemento de atracción y llega a ser considerada un factor positivo para la elección de parejas.

Otra chica, de 18 años, sufrió amenazas de muerte por parte de su novio, de la misma edad, con quien cursaba el quinto año del colegio secundario, pero dice: “No voy a dejarlo, somos novios desde chiquitos y yo siempre soñé que íbamos a estar juntos toda la vida y a tener muchos hijos”.
En esta cita representativa se puede vislumbrar cómo la sexualidad en la mujer queda en segundo plano y lo relevante es el cumplimiento de los cuentos de “princesas” con los que aun en estos días las niñas siguen siendo criadas. Los estereotipos que vinculan la feminidad con pasividad y éxito en base a qué príncipe azul se encuentre son reproducidos incluso por madres que han luchado y luchan por un lugar justo en la sociedad, sigue la psicóloga.

La violencia de género no solo se da en los hogares carenciados o en mujeres con bajos recursos, pareciera tener más que ver con la autoestima y con el modelo de hombre acuñado en el hogar paterno. La candidata a Miss Venezuela en el año 1973, Damaris Ruiz, era abogada y se convirtió en lumpen viviendo en la calle hasta que murió hace unos días. Dicen, que lo que desencadenó su caída fué una relación de pareja violenta. 

Cecilia Marchán tiene un título de licenciada y es ex diputada y Coordinadora del Comité Ejecutivo para la Lucha contra la Trata y Explotación de Personas y también tuvo una experiencia de pareja violenta. Evidentemente, la violencia de género va más allá de la condición social y de cualquier título universitario.

El juez de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires Horacio Piombo redujo la sentencia de un violador de un chico de seis años y dio una justificación insólita, defendió su fallo al sostener que la víctima "ya había sido ultrajada por el padre".

Según un informe del "Observatorio Adriana Marisel Zambrano", 1.808 mujeres fueron asesinadas por violencia de género desde 2008 en la Argentina, y solo en el 2014, hubo 277 femicidios.

Puede ser que los femicidios hace unos años eran tantos o mas que ahora, solo que ahora se hacen públicos y la sociedad y los medios comienzan a prestarles más atención. Sin ir muy lejos, en los 

80 era furor la novela "Amo y Señor", en la cual Arnaldo André la fajaba a Luisa Kulliok sin que nadie se escandalizara, en los 90 el manosanta de Alberto Olmedo manoseaba a Adriana Brodsky ante el placer y risa de todos (me incluyo por supuesto). 
Recién con le asesinato de María Soledad Morales, y las marchas del silencio en la provincia de los Saadi, la sociedad comienza a reaccionar.

Tal vez esta ola de violencia sea producto del choque entre la vieja cultura y las nuevas pautas sociales, en donde la mujer comienza a tener oportunidades parecidas a las que tiene el hombre y una 

autonomía que no se daba tiempo atrás, eso la ubica en un nuevo espacio de libertad que le permite plantarse ante el hombre y tener herramientas sociales y económicas para poder defender sus derechos y deseos. 

El Facebook "Así no me vas a coger pelotudo" refleja un poco este choque y cambio de escenario en las relaciones entre hombres y mujeres, la seducción, el juego verbal para conquistar a la mujer muchas veces no tiene resistencia, la mujer dice abierta y francamente: "sí, yo también te deseo", y ella misma manifiesta su deseo al hombre, quien queda desconcertado.


Santiago Thompson, otro psicólogo, dice: "...al joven obsesivo moderno la ausencia del obstáculo le implica un problema. El avanzaba tranquilo cuando esperaba encontrarse con una resistencia a vencer. A falta de tales obstáculos, padece cierta desorientación. La cual va acompañada de la emergencia, en el horizonte, del deseo de la partenaire. Y lo que escuchamos, así en la clínica como en la vida cotidiana, es la proliferación de lo que Lacan llamó tempranamente “el insulto a la presencia real del deseo del otro”. Ataque, ruptura de la escena, fuga hacia adelante, que sirve a los fines de restituir el obstáculo ausente."


Actualmente, el hombre deja de ser el único que tiene control del deseo y la mujer manifiesta también el suyo, esa pérdida de control por parte del hombre, control que antes estaba sustentado por el "recato" y pasividad femenina, descoloca al hombre y lo violenta. Cuando el deseo de la mujer se hace presente, el hombre escapa de la escena cortando el diálogo y el cortejo mediante una desubicación verbal o con una imagen de su falo. Ahora, -sigue Santiago Thompson- el hombre percibe como un insulto el hecho de que la mujer corte el juego del cortejo y manifieste su deseo en forma franca, esta pérdida de resistencia de la mujer deja sin trofeo al hombre que pierde el interés por la mujer y lo deposita en las mismas palabras que dice, deja de conquistarla, y su desafío es escandalizarla. De este modo, el varón procura restituir su primacía en el campo del deseo a costa de una degradación del Otro. Los jóvenes varones ya no cuentan con la complicidad femenina para sostener una posición de evitación: todo acercamiento que sostenga medianamente una escena corre el riesgo de concretarse. Predominan entonces nuevas modalidades obsesivas para ir al encuentro de la imposibilidad, que consisten en pulverizar la escena." 


Lo que parece quedar claro es que la violencia hacia las mujeres trasciende a los hombres, muchas mujeres practican y gustan de la cultura machista que es el sustrato de la violencia de género.


Ojalá la difusión que se está dado al tema en estos días, y la marcha de mañana, se arraigue de a poco en el sentir colectivo de todos y podamos empezar a cambiar eso que es tan difícil de cambiar: una tradición cultural. Como escuché por ahí: "tirar cristianos a los leones, también era conservar las tradiciones".