Actualmente, y
sobretodo en los jóvenes, la lucha contra la pereza es mucho más dificil
que antes. Tiempo atrás había presiones familiares y sociales que
empujaban al jóven al movimiento, a salise de la cuna del hogar, la
cama, y su silla, pero ahora esas presiones están muy diluídas y el
esfuerzo de moverse corre por cuenta y cargo del propio jóven. Cómo aún
él no sabe los riesgos futuros de la pereza cree que no hace falta hacer
el esfuerzo de moverse, de sobreponerse a la propia inercia y decir:
"me levanto y voy"; "me levanto y lo hago aunque putas las ganas que
tengo".
Los riesgos de la pereza son enormes y condenatorios, por algo es un pecado capital. Los antiguos no eran tontos, sabían y eran conscientes de este enorme riesgo, que puede derivar en la auto mitología, la depresión, la insatisfacción personal, y el repudio familiar y social.
Los riesgos de la pereza son enormes y condenatorios, por algo es un pecado capital. Los antiguos no eran tontos, sabían y eran conscientes de este enorme riesgo, que puede derivar en la auto mitología, la depresión, la insatisfacción personal, y el repudio familiar y social.