Los conflictos hacen perder tiempo y plata, las mediaciones permiten reducir ambos gastos. Lo mejor sería poder ponerse de acuerdo sin necesidad de abogados, que se alimentan del conflicto. Siempre centrados, siempre tranquilos, te recomiendan lo más conveniente legalmente.
Reducen el problema a una cuestión monetaria y le ponen ese manto frío aunque uno estalle de furia. La culpa es nuestra, ya lo sé.
El otro día me contaban que un empresario argentino fue a Japón con su abogado, para hacer negocios con una empresa japonesa, los japoneses no dejaron entrar al abogado a la mesa de negociaciones, lo consideraban una falta de confianza injustificada y que, si estuviese justificada, entonces no tenía sentido el acuerdo comercial.
Mario, que tiene una fábrica de productos eléctricos, me comenta que tuvo un problema legal que terminó solucionando rápidamente preguntándole al abogado de la contra cuánto pretendía cobrar.
Pido una consulta a dos abogadas, les pregunto cuánto cobran y me dicen que si les asigno el caso esta consulta esta incluida. No se los asigno porque me cobran mucho, entonces les envío un mail preguntándoles los honorarios de la consulta y me dicen $ 800. Por 45 minutos de charla y consejos generales más un listado bajado de Internet.
Los lugares céntricos de las localidades del gran buenos aires están plagados de carteles de abogados, también en Liniers y Once, la pobreza y la ignorancia los atrae como moscas. Conozco, por experiencia directa, un abogado que ganó 12.000 pesos por levantar tres veces el teléfono, reunirse media hora con otro abogado e ir otra hora al ministerio del trabajo, y no era Argibay, sino un abogado pedorro de San Justo. Poco político de mi parte, le cuento ese hecho a mi abogado, me dice que eso que ganó es mucho y que no guarda relación con el trabajo que hizo, pero que piense que muchas veces los casos duran años y el abogado tarda en cobrar, otras veces no logra cobrar, por ejemplo, si la aseguradora quiebra, así que, me sigue diciendo, hay que hacer un promedio. Está bien, lo acepto. Pero mi corto recorrido por el mundo de los abogados me generó
una mala imagen de ellos. Pregunto, indago, busco en Internet, cruzo la información, y los costos que me pasan, así y todo pagué de más y, en dos oportunidades, casi me cobran el doble de lo que debían, y eso que eran abogados recomendados y, uno de ellos, hasta era amiga de mi mamá. Si con todos esos cuidados y ventajas, me sacaron más plata de la que correspondía ¿qué pasa cuándo agarran a alguien humilde? ¿a alguien que dispone de poco tiempo, poca educación y pocos recursos? Lo esquilman. Esta plagado el país de esas garrapatas. ¿no se puede regular? ¿no se puede controlar?
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