En China,
Australia, Estados Unidos, Rusia, Sudáfrica, Perú, Canadá, Brasil, Chile, esta
permitida la práctica de minería a cielo abierto, pero en Europa esta
prohibida.
Casi todos
están de acuerdo que un proyecto minero no es sustentable a largo plazo. Se
acaba el mineral o el metal y chau, te quedaste con el pozo, el agua
contaminada y menos animales. Como contrapartida, te divorciaste y tenés más
plata en el bolsillo.
La
dicotomía de fondo es si se justifica una alteración del ecosistema natural y
social de la región, a expensas del desarrollo económico de la misma que, en el
mejor de los casos, se traduciría a una mejor calidad de vida de sus pobladores
actuales y futuros.
Los
fantasmas poco etéreos de la corrupción atraviesan esta discusión, si no
existiese la sospecha de que solo algunos empresarios y legisladores se van a
quedar con las pocas regalías que deja la minería a nuestro país, otro gallo
cantaría. Pero aún el canto de ese gallo, sería débil sin un proyecto previo,
sin una planificación que pusiese en blanco y negro para qué va a servir esa
contaminación. ¿A cambio de qué admitimos una contaminación y una alteración al
medio ambiente de esa magnitud? ¿Se justifica? Creo que en las condiciones
actuales la respuesta es categóricamente no. Pero se podría transformar en un
sí.
Hace años
que escucho las ventajas eólicas de este país. Es un país único en cuanto al
potencial eólico que tiene en la Patagonia, es una especie de suelo de Kuwait,
pero de viento. Para mejores, ese viento atraviesa la Patagonia sobre tierras
muy poco aprovechables para otras actividades: un desierto. Ese paraíso
energético esta disponible pero se necesita una enorme inversión inicial, tal vez
un proyecto minero podría solventar una inversión tal. Es un ejemplo.
Para el
norte habría que pensar en otro tipo de obras, por ejemplo, un proyecto para
desarrollar el turismo, la agricultura y ganadería pero que incluya la
industrialización de la materia prima y en vez de trigo vender fideos. También,
rutas, hospitales, universidades, etc. Se puede planificar algo sustentable a
largo plazo y utilizar la inversión minera como un medio para lograr un fin
mayor que beneficie a la región.
No importa
cuantos puestos de trabajo genera el trabajo minero, es algo circunstancial que
llena un poco el bolsillo de los pobladores pero destruye su comunidad y
vínculos sociales, tampoco importa mucho cuánta plata le deja la empresa minera
a la provincia o a la nación, lo que importa es para qué se van a destinar esos
recursos, un plan detallado con objetivos claros, asignación de responsables de concretarlos, definición de fechas parciales de finalización de obras, y penalizaciones
por retrasos o incumplimientos.
Recién ahí, con uno o varios proyectos en la mano, se podría empezar a debatir sobre la conveniencia o no de practicar la minería a cielo abierto, y evitar una escalada de agresiones sin sentido entre fanáticos verdes, empresarios con pocos escrúpulos, y gobernantes corruptos que quieren perpetuarse.
Los párrafos siguientes los obtuve del sitio www.noalamina.org me parecen que dan una buena descripción del impacto social que puede tener un proyecto de estas características:
...Las
actividades mineras provocan más movimiento económico. Este hecho podría
parecer positivo, sin embargo, este movimiento tiene varias consecuencias
negativas. Primeramente, esto implica en general una inmigración masiva de
personas de otras provincias e incluso de otros países en busca de trabajo que
no siempre se encuentra. El nuevo grupo humano, que viene de fuera,
generalmente no tiene vínculos sociales o culturales con el resto de la
comunidad. Comúnmente son hombres jóvenes y solteros, lo que alienta varios
problemas que han sido identificados por numerosos estudios serios sobre los
impactos sociales de la minería: delincuencia, prostitución, drogadicción y
alcoholismo, inseguridad y violencia en general, además de fuertes
desequilibrios sociales y culturales, tal como sucede en las zonas petroleras.
...En
general, las mineras se instalan en territorios en donde se practican las
economías agro-pastorales, e incluso de pequeña minería. Estas comunidades
adjudican un papel menor al dinero como fuente de seguridad económica de la familia.
La gran mayoría de los pobladores consume los alimentos que se producen en su
chacra y fruto de la crianza de sus animales. La llegada de la minera trastorna
violentamente la dinámica económica local, los puestos de trabajo que ofrece la
minería son atribuidos en su gran mayoría a hombres jóvenes, los cuales se
vuelven los únicos proveedores de dinero del hogar. Los pobladores se vuelven
totalmente dependientes de los salarios de la empresa y descuidan el trabajo en
sus tierras, si todavía las conservan, y otras formas de supervivencia no
monetaria. En la mayoría de los casos las mujeres asumen todo el trabajo que
los hombres dejan de hacer por trabajar en la minera y enfrentan solas el
cuidado de los niños, los animales, la producción de la tierra, etc. Cuando han
perdido sus propiedades, se ven abocadas a migrar a las poblaciones aledañas en
busca de trabajo, abandonando a sus niños al cuidado de los abuelos.
..Las
mujeres sufren mayores impactos en términos de salud psicológica y física. La
llegada de hombres jóvenes en búsqueda de trabajo y la pérdida de soberanía
económica empuja a muchas mujeres a prostituirse. Aumentan los casos de
violación y los riesgos de contagio por enfermedades sexualmente transmisibles.
La violencia hacia las mujeres aumenta drásticamente por el gran aumento de
consumo de alcohol y drogas.