sábado, 3 de marzo de 2012
A ese seguro que le pagan...
No creo que a Victor Hugo le paguen por hablar a favor del Gobierno, ni a Lanata por hablar en contra. Ni al filósofo Ricardo Forster, ni a su colega Tomas Abraham, ni a Carlos Pagni, ni a Mario Wainfeld, ni a Horacio Vebitsky, ni a Morales Solá. Tal vez algún pichi del programa 678 tenga algún abono, y su discurso este condicionado por su sueldo o por la posibilidad de tener un poco de aire televisivo, lo mismo se dará en TN o Clarin. Pero los popes, los que no necesitan ni fama ni dinero, no venden su ideología por una moneda, estoy convencido que lo que dicen lo dicen porque lo creen. Hay una tendencia a decir que tal o cual habla así porque le pagan. Como no creo que eso sea cierto, me pregunto por qué se tiende a pensar de esa manera. Se me ocurre que es debido a la enorme carga emocional que se le da al pensamiento político, no es simplemente que uno piensa distinto al otro, si no, que a ese pensamiento distinto se le otorga un fuerte juicio moral. No se puede pensar de manera opuesta en el orden político y al mismo tiempo ser buena persona. El opositor tiene que tener oscuros intereses de poder y/o económicos para tener ese pensamiento, no puede ser que simplemente tenga otra forma de ver y valorizar las cosas y se lo respete como persona.
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