Nos visitaron tres italianos. Personas entre 30 y 50 años, uno es
técnico y los otros dos profesionales. Cada vez que se referían a su país lo
hacían con orgullo y destacando sus virtudes. Que en Italia no se ven autos de
más de 10 años en la calle, que tienen el mejor café, cuando les pregunto
si Colombia no es el país que tiene mejor café me dicen que no, porque lo
importante es el tostado del café y el mejor tostado se hace en Italia,
las mejores pastas, los mejores vinos, el mejor fútbol, todo lo mejor parece
estar en Italia, no les pregunté por Berlusconi para no pincharles el
globo...
Ese orgullo por el país contrasta con el nuestro, con el discurso de la
clase media que siempre es en contra del país, reconocen que este es un
país rico pero por herencia, por tener un buen ADN, no porque nosotros a lo largo de la
historia hubiésemos hecho algo bueno. Paradójicamente las personas de
menos recursos son los que más fe tienen en el país. Me acuerdo en el 2001
cuando toda la clase media quería irse al primer mundo, los mas pobres, ya sea
por patrioterismo o imposibilidad económica, seguían apostando y hablando
bien del país. La culpa es de los políticos, de la sociedad que los votó, de
los economistas de la city, de los militares, de los montoneros, de los
peronistas, de la oligarquía, de la iglesia reaccionaria, de los sindicatos, de
las mafias del conurbano, de la corrupción policial, de... alguien es la
culpa, pero como dice Nietszche, lamentarse no sirve para nada, es un signo de debilidad.
Tanto el pensamiento socialista como el cristiano, sigue Nietszche, tienen
en común el hecho de creer que "alguien" tiene que tener la culpa de que
el hombre sufra, el socialista lo atribuye a otros, el cristiano a sí mismo. Tal
vez, -esto lo digo yo-, estemos más preocupados en encontrar culpables y en demostrar que tenemos razón, que en
tratar seriamente de resolver los problemas.
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