jueves, 29 de diciembre de 2011

Viger

El fondo de la cotidianeidad es el universo, no los medios ni la política. Recordarlo es ubicarse.

 

La semana pasada, la sonda espacial Voyaguer I superó la última frontera del sistema solar: la heliopausa. Eso es mucho más lejos que Plutón, es dónde se diluyen totalmente las partículas que emite el sol, a partir de ahí, la sonda ingresa en el espacio interestelar.
Yo veía Viaje a la Estrellas con chocolatada y baybiscuit a las seis de la tarde cuando volvía del colegio, un placer de la vida. En la serie, el espacio interestelar era lo cotidiano pero, en la vida real, solo se mencionaba en los libros de astronomía. Hoy esa noticia me hizo recordar a mis gratas meriendas, a Kirk, a Spock y a un mundo de fantasía. De hecho, la primera película de Star Treck esta basada en la Voyaguer I, le decían “Viger” porque con el tiempo se le habían borrado algunas de sus letras, es interesante la idea de la película, la sonda, diseñada para recopilar información, se convierte a través de los siglos en una especie de “cerebro” del universo.
Pero volviendo al mundo real, la solitaria Voyaguer I, aún no esta, como diría Neruda: “abandonada como los muelles en el alba”, pero casi. Una débil señal nos sigue diciendo que esta ahí, la señal se apagará en el 2025 cuando se acabe su fuente de energía de radioisótopos. Cuando se acabe la energía, seguirá sola con la esperanza de que “alguien” la encuentre. En ese caso, les dará a nuestros vecinos del universo información sobre nosotros a través de inscripciones y música grabada en un disco de oro. Como el objeto humano que ha llegado más lejos, la sonda Voyaguer I se convertirá en una botella tirada al mar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario