La tesis de
este libro es que la ambición y la moral personales como guía de la conducta
corrupta es una elección individual en la que resulta estéril y posiblemente
inválido intervenir. En cambio, cada uno de nosotros, tiene el derecho y la
posibilidad de controlar y modificar el sistema de organización de su estado,
provincia o municipio.
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Para que
haya corrupción, el poder del dinero debe conseguir que el poder de la
autoridad lo acepte y que otra autoridad no lo controle, y que para que todo
eso ocurra usted tiene que aceptar seguir obedeciendo a esa autoridad aunque se
dé cuenta que esta coimeando. Como en el fútbol, los espectadores pueden
expresar su disgusto o dejar de ir a la cancha. Nadie tiene todo el poder.
Tanto
trabajando como fiscal, como luego en grandes empresas privadas, comprobé que
aún en los lugares de mayor corrupción, hay unos pocos que se benefician y
"unos muchos" que, por distintas razones, toleran la situación. Si se
les ofrece un canal confiable para que se distancien de la situación corrupta
lo utilizan y se sienten muy bien, advierten que recuperan su dignidad.
Vean el interesante
experimento de Milgram que llega a una conclusión parecida: http://es.wikipedia.org/wiki/Experimento_de_Milgram
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Se trata de
aprender a distinguir las políticas que favorecen la corrupción, de las que las
controlan. No es necesario acusar a un gobierno de corrupto. Siempre es difícil
conocer los casos concretos; en cambio, se puede reclamar al gobierno que
abandone las políticas que favorecen la corrupción y que adopte las que la
controlan.
No se trata
de una propuesta moral, se necesita convertir los nobles principios en
estrategias de acción. No es mi intención tampoco sugerir cruzadas de castigo.
Micheael Riesman demostró que las cruzadas contra la corrupción tienen el
paradójico efecto de generar más corrupción. Los cinco años que ejercí como
fiscal me enseñaron que la Justicia no es la herramienta para controlar el
problema cuando esta generalizado. Se trata de evitar la corrupción, no solo de
castigarla.
Fuente: Extractos del libro: En defensa propia. Cómo salir de la
corrupción.
Luis Moreno Ocampo.
Ed Sudamericana. 1993.