..."siempre me resultó paradójico que, siendo profesor de teoría de la organización en la universidad, yo fuese una persona desorganizada. Sabemos muchísimo sobre el orden, sus distintos tipos y beneficios, pero no hay prácticamente nada escrito sobre el impacto del desorden.
...cuando en una organización se habla de un nuevo orden o reestructuración, es difícil que se tome en cuenta el alto costo de llegar al nivel buscado. Muchas veces no se paga a sí mismo. Y además, cierto desorden permite a las personas e instituciones ser más creativas y flexibles"
... No es cuestión tampoco de trabajar en un basural, sino de encontrar el punto de desprolijidad balanceado. "La investigación para el libro la hicimos con modelos matemáticos de desorden. Si uno trabaja, genera desorden y tiene la opción de parar y ordenar y organizarse o seguir trabajando. Si sigue trabajando, en un punto ya no podrá hacer nada por el desorden total. Si se para a ordenar a cada rato, tampoco se podrá avanzar. Hay un punto medio donde el rendimiento es el más eficiente. Ese es el nivel de desorden óptimo"
...uno de los casos más famosos es el de Alexander Fleming, que se fue de vacaciones sin ordenar ni limpiar su laboratorio y al regresar encontró un círculo de moho que había invadido uno de sus cultivos de bacterias. El staphylococci de su cultivo parecía mantenerse apartado del moho e, intrigado, Fleming lo puso bajo su microscopio y así descubrió la penicilina. Fleming ya se beneficiaba del desorden de su laboratorio porque el tiempo no dedicado a ordenar lo dedicaba a investigar. Pero, además, el desorden creó conexiones, es decir una resonancia entre el laboratorio y el mundo de alrededor, y llevó a consecuencias inesperadas (algo que ya le había pasado antes: descubrió el lysozyme, una sustancia moderadamente antibiótica al estornudar sobre una muestra bacterial). Cuentan que años después, cuando lo llevaron a visitar un laboratorio modelo, impecable, uno de los científicos dijo en voz alta: "¡Qué maravillosos descubrimientos podría haber hecho Fleming acá!". "No el de la penicilina", retrucó él.
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