domingo, 14 de agosto de 2016

Politica personal Elisa Carrió

Cuando hablo de pensar hablo de reflexionar, me refiero a una instancia crítica de nuestras propias cosas, porque muchos sienten y piensan pero no se sienten y se piensan; la situación existencial les está dada, no reflexionan acerca de sus propios comportamientos, de sus propias acciones. En consecuencia ese es el momento de actividad del hombre, porque una vez que tomamos una decisión a partir de una reflexión, somos otros. Y este es el concepto de natalidad de Arendt. En la medida que podamos tomar una decisión que rompa algo de nuestra vida o que la cambie, ahí está la política y ahí está la natalidad. Esto significa hay una política respecto de la persona, y es muy interesante pensar que nosotros tenemos que tener una política respecto a nosotros, ser sujetos que observamos al sujeto que somos; siempre desde cierta distancia. Y así podemos constatar lo irracionales que somos. ¿Cómo sería la situación? La situación es que uno siempre es espectador y siempre es actor. Se puede ser actor en silencio; el silencio puede ser una de las formas más amorosas o más terribles. Uno está actuando siempre, y esto no quiere decir que uno sea falso, pero la vida misma es una actuación permanente en la que uno ocupa roles y distintas máscaras. No es lo mismo hablar con nuestros hijos que con otras personas, son distintos roles, distintas formas de actuación, pero la capacidad de reflexionar implica ser observador de nuestras propias conductas. Lo central para poder obrar distinto es justamente ese doble ejercicio cuya clave es una acción distinta, la de estar siempre como observadores, porque el punto de vista del observador es distinto al del que actúa. El que actúa juega el juego y el que observa puede ver los hechos, puede describir el juego. Esa actitud de ser un espectador casi neutral de uno mismo, lo más distante posible de uno mismo, es muy difícil. Esa es la reflexión que permite corregir la acción, que permite cambiar la actitud, que permite cambiar el mundo, cambiar la vida, y si cambiamos nuestra vida cambiamos el mundo. 

13-08-16 Elisa Carrió
https://www.facebook.com/notes/elisa-lilita-carri%C3%B3/llamado-a-los-argentinos-a-un-nuevo-nacimiento/10153639865850740

viernes, 8 de julio de 2016

Miguel

En el citroen de Miguel salíamos cargados de baldes y bombitas en carnaval, ese mismo citroen 2CV del cual había que bajarse en los pasos a nivel elevados, porque cargado con todos nosostros y arrancando de cero, no tenía fuerza para subir esas pendientes. 

En lo boliches, Miguel tenía mucho mas éxito que nosotros, éxito que no atribuyo a la pinta ya que todos en el grupo éramos bastante "promedios" en ese aspecto del aspecto, pero Miguel conquistaba por simpático y entrador. Comparado con el resto, Miguel derrochaba calidez y simpatía, mientras que nosotros parecíamos salidos de un frigorífico, ahora lo veo, y es lógico que las minas fueran con él.
 

Un día en el vestuario del colegio, mientras nos cambiábamos con ropa para ir a la clase de taller, Miguel me pregunta en forma cruda y frontal: "Cuántas veces por semana te masturbás vos". 
Mi mente quedó fría, ¿cuál era la respuesa correcta? ¿decir una vez sería mucho o poco? ¿dos, tres...? qué momento incómodo para mí que con 14 años aún no había entrado en esa fase y no tenía un número standard de referencia, pero no podía quedar como un boludo, así que dije seriamente y con seguridad: "una vez".
 - ¿Nada mas? -se asombra-. 
- Bueno, -corregí rápido-, a veces dos o tres, depende.
Pronto cambiamos de tema. Lo que era tabú y traumático para mí, para él era lo mas natural del mundo.
 

Al terminar el colegio, a los dos nos tocó la colimba. 
Fuerza: Marina. Lugar: Bahía Blanca, Puerto Belgrano. 
Tres meses compartimos juntos la instrucción hasta que cada uno se fue a su destino. 
No recuerdo mucho esa época, pero si hay algo que recuerdo es la satisfacción y tranquilidad de tener un amigo como Miguel entre esa muchedumbre, alguien con quien charlar y compartir los mismos códigos.
 

Un verano vino de vacaciones con el resto del grupo, habíamos ido a Mar del Plata y nos dijo que era la primera vez que veía el mar.
 

Años mas tarde, nos empezamos a ver los fines de año en las reuniones de egresados, rememorando las épocas del secundario y siempre prometiéndonos vernos mas seguido para un asado o una cerveza, deseo siempre incumplido por la operatividad de la vida.
 

Miguel no sonreía, lanzaba carcajadas. Siempre dispuesto al encuentro y a ayudar a otros. Laburador, alegre, campechano, así es la imagen que tengo de él. Un tipo simple pero profundo en lo importante. 

Nosotros, el resto del grupo, somos mas cerebrales, hasta nuestro cariño es mas cerebral y calculador. Con Miguel uno se relajaba, había un corazón detrás. Por eso lo vamos a extrañar tanto..

sábado, 18 de junio de 2016

Primitivas

En el gimnasio las mujeres endurecen sus gluteos y sus entrepiernas, los hombres hacen bíceps y dorsales. Como todo animal buscamos gustar y  atraer al sexo opuesto, todo ese sacrificio gimnástico es para eso y se camufla con un: "lo hago para sentirme bien", "es para estar saludable", etc, sí, también, pero primero lo otro.
Todos somos muy parecidos en esa animalidad sexual, por eso, largo con fuerza el aire mientras giro y levanto una mancuerna de seis kilos...
Queremos ser distintos y que nos quieran por nuestra "distintez" pero casi en todo somos iguales, hasta en querer ser distintos.
Ser distinto es trabajo, trabajo interno sobretodo, que empieza por reconocer nuestras miserias, primero a nosotros mismos y después reconocerlas ante los demás, y convivir y luchar contra esas miserias sin juzgarse, ni deprimirse, ni resignarse... 


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En la verdulería un niño de unos 3 años grita, le pega alaridos a la madre para que lo levante "UPPAAAAA....". Los presentes se miran por la conducta del niño que altera y silencia el ambiente. La indiferencia de la madre transmite un "ya se va a cansar". Pero es una apuesta perdida, el niño no se cansa y los gritos continuan seguidos de un alarido agudo y penetrante que solo Dios sabe cómo no lo deja afónico. Repudiamos a ese crío y a sus padres, creemos que no cumplen su rol de padres al no callar sus caprichos, los gritos dicen "UPA" pero piden límites que los padres no tienen los huevos de poner. El pequeño va a tener que poner sus propios límites, hacer el trabajo que deberían hacer los perezosos y cobardes padres, pero antes va a buscar esos límites con gritos desesperados diciendo UPA, u otra súplica pidiéndoles a esos cabrones que cumplan con su tarea.
En su ensueño, los padres siguen su ilusión moderna de bondad y cubren su debilidad con una moral poco pensada de no violencia y libertad. Son generadores de monstruos, la sociedad lo percibe y cuando el chico les suplica con alaridos que cumplan su rol, todos guardamos silencio y nos miramos en la verdulería. Muy adentro nuestro, sentimos que esa madre mono no esta criando bien a su cria.

domingo, 29 de mayo de 2016

Dos gobiernos

El macrismo postula la idea del derrame. Para derramar primero hay que acumular. ¿Pero quién acumula? El capital. Hay que seducir a los inversores. Hay que darles garantía de que la inclusión no será un obstáculo en su acumulación. Eso divide aguas. En el proyecto del PRO, está permitido agigantar la brecha entre clases sociales, conceder beneficios a los empresarios a costa de la calidad de vida de los trabajadores, restringir el acceso a bienes materiales y culturales a millones de personas, aunque sea supuestamente por un tiempo, porque eso redundará en acumulación, y la acumulación traerá derrame.

El PRO pide sacrificios y promete recompensas. Pero no a todos por igual. Los pools de siembra de 30 mil hectáreas no se están sacrificando. Están acumulando. Por la devaluación y por la quita de retenciones. Lo mismo las mineras o los bancos, cuya rentabilidad creció 78 por ciento en febrero, el nivel más alto en una década, hasta 23.158 millones de pesos. Hay sectores minoritarios y concentrados de la economía que viven una fiesta inolvidable. Paul Singer llamó a Macri el campeón de las reformas económicas. Las empresas que dependen del mercado interno no acumulan, se descapitalizan. Les toca sacrificarse mientras otros atraviesan la supuesta etapa del esfuerzo, que empezaría a retroceder en el segundo semestre, según la promesa oficial, con los bolsillos llenos. Al interior del mundo empresario se repite la dicotomía entre inclusión o derrame.

La primera falla de la teoría del derrame es la creencia de que los sacrificados tendrán posibilidad de esperar el tiempo de la cosecha. No es verdad. Hay quienes quedan en el camino. Eso ya es un fracaso como proyecto económico y social. Del 1,4 millón de nuevos pobres que identificó la Universidad Católica Argentina en el primer trimestre habrá quienes no gozarán la eventual etapa de recuperación. Es posible que pasen años hasta que vuelvan a salir de esa condición, si es que lo logran, mientras otros acumulan. El daño producido mientras tanto es irreparable en la vida de las personas y en el tejido social, un factor que los promotores del derrame no parecen visualizar.
El gobierno argumenta que está obligado a hacer lo que hace porque la situación económica era explosiva. Si había una bomba o no es debatible, aunque el argumento trastabilla porque la derecha se cansó de repetirlo desde 2003 y nunca explotó. Néstor Kirchner evitó y desafió la mayoría de las ideas económicas que ahora Cambiemos presenta como inevitables, con resultados extraordinarios, sobre todo por cómo había recibido el país. El ex presidente puso en marcha un proyecto inclusivo desde las ruinas y tuvo éxito. Cristina Kirchner lo llevó a un lugar impensado en 2003. En todo caso, por qué no podría repetir la fórmula el PRO. Por qué no podría desactivar la supuesta bomba sin ocasionar graves perjuicios a millones. ¿La bomba de 2003 era más o menos difícil de manejar que ésta, en caso de conceder que existiera? No lo hace porque no es su proyecto. Su plan es el derrame.

Si el crecimiento económico no es inclusivo se agiganta la desigualdad. Eso es un fracaso. El modelo neoliberal de los ‘90 fue un fracaso, aun en los pocos años de expansión del PIB. Norma Plá podría atestiguarlo. La evaluación de si una política económica es viable o no debe considerar al conjunto de la sociedad. Que crezcan unos sectores y otros se hundan es sinónimo de fracaso. Es inviable. Si la idea es sacrificar generaciones para que otras puedan disfrutar del mítico momento de la bonanza, la pregunta sobre la viabilidad del modelo hay que hacerla a los que están en la trinchera. No alcanza con los elogios de Singer, los sojeros o los bancos. Ellos son los que acumulan.

Extracto de un articulo de David Jufré en Pagina 12 en mayo 2016.

Yo coincido con esto que dice el artículo, y también, con todo lo que se podría haber hecho en bien del país y los que menos tienen con los 8000 millones de Lázaro. Ya en el 2010 había un chiste que mostraba a Nestor K. diciendo: "Lázaro, levántate y lava". Recuerdo haber pensado que no sabía cómo iba a terminar el gobierno de los K, pero lo que no iban a tener era excusas: tuvieron mayoría en el Congreso durante años, y un ingreso de capitales externos por el precio de la soja como nunca antes. 

Las mejoras que no hiceron, es porque no quisieron.

domingo, 15 de mayo de 2016

Universidad Pública II

Muchos pregoneros del arancelamiento, varios hipócritas que se rasgan las vestiduras en defensa de los pobres que supuestamente les pagan sus estudios a los ricos, son los mismos que apadrinaron ideológicamente la Noche de los Bastones Largos y la represión del Proceso. Hay una larga tradición de desprecio y odio hacia la universidad laica en nuestro país. A estos se les suman algunos espíritus marketineros que denuncian la baja calidad educativa de los estudios superiores sin la mínima honestidad de mirarse para adentro y sopesar lo que hicieron ellos con la gran calidad educativa que recibieron ellos en mejores épocas.
Porque es cierto que hay que tender hacia una cultura del esfuerzo, también es cierto que hay que ser exigente con los jóvenes para que se templen y no caigan en el facilismo. Pero a las facultades no van ricos, sino en su mayoría una clase media que ya solo es media por su cultura y no por sus bolsillos. La Universidad de Buenos Aires inventó un CBC para que durante un año los egresados del secundario sean acompañados en su orientación y formación y que no pasen por el filtro de un ingreso para el cual necesitan de muchos institutos privados y profesores particulares para entenderlo. Esto le cuesta al fisco 180 dólares por alumno por año, la institución universitaria más barata del mundo. Un milagro pedagógico y económico.
La universidad estatal sigue siendo la de mayor prestigio internacional y la de mejor nivel académico a pesar de las privadas que cobran bien, pagan mal, y compran terrenos alfombrados con las ganancias.
La palabra calidad es importante, pero no apta para cholulos que la repiten como loros. En un país como el nuestro en el que una selección por arancelamiento marginaría una nueva población a la deriva, la cantidad es un valor inestimable. Me refiero a la cantidad de estudiantes y no a la cantidad de pesos que por su monto en nada cambiarían la única cifra que habría que cambiar: los sueldos docentes.

Extraído del libro “Pensamiento Rápido” de Tomás Abraham – Ed. Sudamericana - 2002

Universidad Pública I

El joven de 18 años termina una secundaria que le dio una instrucción raleada y gris, tan pobre que lo deja inerme para trabajar y para estar preparado para estudios superiores: tiene un destino cerrado, deprimente. Si quiere trabajar y no puede, se siente inútil, si quiere estudiar entra a la facultad y no sabe leer textos elaborados, ni escribir sin faltas de ortografía. Pasa de la inutilidad a la vergüenza.
Sin embargo, hay más de un millón de jóvenes en las universidades argentinas. El 90 % en las estatales. Estudian sin pagar aranceles. ¡Esto es el colmo! dicen importantes personajes de nuestra dirigencia bancaria, financiera y adláteres. ¡Hay que bajar el gasto del Estado! ¡Sobran jóvenes en las universidades!
Ésta es una prueba de que la Argentina ha cambiado poco. Los teléfonos ahora funcionan pero los que hablan por ellos no. Se renuevan como las larvas los maestros ciruela de la eficiencia. En un país como el nuestro en el que la mayoría de la juventud está en una deriva no sólo peligrosa sino penosa, el solo hecho de que haya una universidad masiva y con un ingreso accesible tiene ventajas inconmensurables. Y no sólo para los jóvenes. Es una gracia de Dios y no solo del Estado.
La universidad no es sólo una fábrica de profesionales. En la universidad los jóvenes adquieren nuevos modos de sociabilidad que tienen que ver con el estudio, con los problemas del país, pueden tejer lazos de solidaridad, deben realizar tareas que les exigen un método y una disciplina, tienen una relación con el prójimo que en el resto de los espacios sociales a veces no es posible tener dada la situación psicosocial de muchas familias, o porque no es fácil tener amigos ni hablar con un padre ni soñar un futuro con la novia. La disgregación y la soledad del jóven existen, solo mitigadas por el esporádico contacto en los encuentros musicales o por la intensidad de la droga o en el agujero de la depresión.
En la universidad se transmiten una experiencia y un saber. La instrucción no es de primer nivel dadas las condiciones infraestructurales. Cuando la enseñanza es masiva, la calidad se resiente a pesar de que hay una selección por rendimientos como en cualquier otra institución. Pero entrar a una universidad, aun sin claridad sobre sus objetivos, ni sobre la vocación, en un ambiente de estudio aunque se estudie poco, es un acto de resistencia contra la derrota cultural y educativa que transmiten los adultos.


Extraído del libro “Pensamiento Rápido” de Tomás Abraham – Ed. Sudamericana - 2002

Contundencia ideologica

La contundencia y la definición, se justifican cuando hay que accionar. En el debate son peligrosas porque cierran las puertas al diálogo, las de ponerse en lugar del otro y tratar de entender por qué piensa así, y abre la puerta del fanatismo y la incomprensión. Por eso, la crítica  a los grises, a los matices, y a los puntos medios por considerar esas actitudes como tibias y sin pasión, solo son válidas si quien las practica tiene que accionar, tomar decisiones inmediatas, o se esta ante una crisis. Ahí, la vacilación, el cosiderar muchos puntos de vista y tomarse tiempo para pesnarlos, es contraproducente y puede ser muy perjudicial, es el dicho que a veces es preferible una mala decisión a la no decisión. Pero en épocas de cierta estabilidad que no nos pasamos accionando, por lo menos no en forma inmediata, lo que hay es discusión de café, de entrecasa, debate intelectual, y diálogo de mayor o menor calidad. En estas épocas, en estas prácticas de debate cotidiano, la contundencia ideológica no refleja convicción, ni mucho menos principios, si no incapacidad para analizar seriamente otras opciones y puntos de vista.