viernes, 10 de febrero de 2012

Astronomancia

Saul Perlmutter, Brian Schmidt y Adam Riess, reciben el Premio Nóbel de Física 2011 por sus observaciones cosmológicas, al descubrir que la expansión del universo está acelerándose. Antes de este descubrimiento, si bien se creía que el universo estaba en expansión, se pensaba que dicha expansión iba gradualmente disminuyendo su velocidad y, en algún momento, pararía. A partir de este punto límite, comenzaría una etapa inversa de contracción. Contrariamente, el Universo parece estar expandiéndose ¡cada vez con mayor velocidad! como si una fuerza desconocida lo empujase a expandirse cada vez más rápido. Los científicos postulan que esa fuerza podría originarla una misteriosa "energía oscura" que sería la causante de la "repulsión cósmica". No se sabe ni medio de ese asunto, decir "energía oscura" o decir "fuerza divina", u otra que a Ud se le ocurra, por el momento son explicaciones totalmente equivalentes. Misterio.

Nikolái Kardashov, científico al cual sus amigos llamaban "el ruso", postuló en 1964 una escala para medir la evolución del desarrollo tecnológico de supuestas inteligencias cósmicas. Para armar su escala, Nikolai usó como indicador el consumo de energía de la hipotética civilización y categorizó dicho consumo en tres tipos. En términos generales, una civilización de Tipo I ha logrado el dominio de los recursos energéticos de su planeta de origen, la del Tipo II de su sistema solar y es capaz de aprovechar toda la potencia disponible de una única estrella, por ejemplo, mediante una esfera de Dyson. Finalmente, las de Tipo III aprovechan toda la energía de su galaxia. La civilización humana se encuentra actualmente (año 2011) alrededor de 0,72. Los cálculos sugieren que podemos alcanzar el estado 1 (Tipo I) en unos 100-200 años, el Tipo II en unos cuantos miles de años, y el III, entre unos 100.000 a un millón de años.

En 1960, en un artículo de la revista Science, Dyson propuso una megaestructura esférica, con un radio equivalente al de una órbita planetaria, que se podría ubicar alrededor de una estrella. Esta estructura, permitiría a una civilización avanzada aprovechar al máximo la energía lumínica y térmica del astro.

Estas especulaciones parecen un tanto delirantes y propias de la ciencia ficción, pero tienen una cierta utilidad ya que permiten orientar la búsqueda de civilizaciones extraterrestres. Una esfera de Dyson emitiría radiación infrarroja, el SETI ha adoptado estas asunciones en su mapeo del Universo buscando tales espectros infrarrojos y, en el 2005, el Fermilab puso en marcha un examen para tales espectros, analizando datos del satélite astronómico infrarrojo.

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