miércoles, 15 de febrero de 2012

Famatina


En China, Australia, Estados Unidos, Rusia, Sudáfrica, Perú, Canadá, Brasil, Chile, esta permitida la práctica de minería a cielo abierto, pero en Europa esta prohibida.

Casi todos están de acuerdo que un proyecto minero no es sustentable a largo plazo. Se acaba el mineral o el metal y chau, te quedaste con el pozo, el agua contaminada y menos animales. Como contrapartida, te divorciaste y tenés más plata en el bolsillo.
La dicotomía de fondo es si se justifica una alteración del ecosistema natural y social de la región, a expensas del desarrollo económico de la misma que, en el mejor de los casos, se traduciría a una mejor calidad de vida de sus pobladores actuales y futuros.
Los fantasmas poco etéreos de la corrupción atraviesan esta discusión, si no existiese la sospecha de que solo algunos empresarios y legisladores se van a quedar con las pocas regalías que deja la minería a nuestro país, otro gallo cantaría. Pero aún el canto de ese gallo, sería débil sin un proyecto previo, sin una planificación que pusiese en blanco y negro para qué va a servir esa contaminación. ¿A cambio de qué admitimos una contaminación y una alteración al medio ambiente de esa magnitud? ¿Se justifica? Creo que en las condiciones actuales la respuesta es categóricamente no. Pero se podría transformar en un sí.

Hace años que escucho las ventajas eólicas de este país. Es un país único en cuanto al potencial eólico que tiene en la Patagonia, es una especie de suelo de Kuwait, pero de viento. Para mejores, ese viento atraviesa la Patagonia sobre tierras muy poco aprovechables para otras actividades: un desierto. Ese paraíso energético esta disponible pero se necesita una enorme inversión inicial, tal vez un proyecto minero podría solventar una inversión tal. Es un ejemplo.

Para el norte habría que pensar en otro tipo de obras, por ejemplo, un proyecto para desarrollar el turismo, la agricultura y ganadería pero que incluya la industrialización de la materia prima y en vez de trigo vender fideos. También, rutas, hospitales, universidades, etc. Se puede planificar algo sustentable a largo plazo y utilizar la inversión minera como un medio para lograr un fin mayor que beneficie a la región.
No importa cuantos puestos de trabajo genera el trabajo minero, es algo circunstancial que llena un poco el bolsillo de los pobladores pero destruye su comunidad y vínculos sociales, tampoco importa mucho cuánta plata le deja la empresa minera a la provincia o a la nación, lo que importa es para qué se van a destinar esos recursos, un plan detallado con objetivos claros, asignación de responsables de concretarlos, definición de fechas parciales de finalización de obras, y penalizaciones por retrasos o incumplimientos.


Recién ahí, con uno o varios proyectos en la mano, se podría empezar a debatir sobre la conveniencia o no de practicar la minería a cielo abierto, y evitar una escalada de agresiones sin sentido entre fanáticos verdes, empresarios con pocos escrúpulos, y gobernantes corruptos que quieren perpetuarse.

Los párrafos siguientes los obtuve del sitio www.noalamina.org me parecen que dan una buena descripción del impacto social que puede tener un proyecto de estas características:

...Las actividades mineras provocan más movimiento económico. Este hecho podría parecer positivo, sin embargo, este movimiento tiene varias consecuencias negativas. Primeramente, esto implica en general una inmigración masiva de personas de otras provincias e incluso de otros países en busca de trabajo que no siempre se encuentra. El nuevo grupo humano, que viene de fuera, generalmente no tiene vínculos sociales o culturales con el resto de la comunidad. Comúnmente son hombres jóvenes y solteros, lo que alienta varios problemas que han sido identificados por numerosos estudios serios sobre los impactos sociales de la minería: delincuencia, prostitución, drogadicción y alcoholismo, inseguridad y violencia en general, además de fuertes desequilibrios sociales y culturales, tal como sucede en las zonas petroleras.

...En general, las mineras se instalan en territorios en donde se practican las economías agro-pastorales, e incluso de pequeña minería. Estas comunidades adjudican un papel menor al dinero como fuente de seguridad económica de la familia. La gran mayoría de los pobladores consume los alimentos que se producen en su chacra y fruto de la crianza de sus animales. La llegada de la minera trastorna violentamente la dinámica económica local, los puestos de trabajo que ofrece la minería son atribuidos en su gran mayoría a hombres jóvenes, los cuales se vuelven los únicos proveedores de dinero del hogar. Los pobladores se vuelven totalmente dependientes de los salarios de la empresa y descuidan el trabajo en sus tierras, si todavía las conservan, y otras formas de supervivencia no monetaria. En la mayoría de los casos las mujeres asumen todo el trabajo que los hombres dejan de hacer por trabajar en la minera y enfrentan solas el cuidado de los niños, los animales, la producción de la tierra, etc. Cuando han perdido sus propiedades, se ven abocadas a migrar a las poblaciones aledañas en busca de trabajo, abandonando a sus niños al cuidado de los abuelos.

..Las mujeres sufren mayores impactos en términos de salud psicológica y física. La llegada de hombres jóvenes en búsqueda de trabajo y la pérdida de soberanía económica empuja a muchas mujeres a prostituirse. Aumentan los casos de violación y los riesgos de contagio por enfermedades sexualmente transmisibles. La violencia hacia las mujeres aumenta drásticamente por el gran aumento de consumo de alcohol y drogas.

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