miércoles, 30 de mayo de 2012

Cero indiferencia


Digan lo que digan yo nunca en mis 43 años vi semejante pluralidad de voces, diaros, radios, programas de TV, sitios de Internet, a favor y contra el Gobierno y sus medidas, hay fanáticos y moderados. Eso de por sí ya es un buen síntoma, hay pocos indiferentes, eso significa que se están haciendo cosas y esas cosas afectan intereses, algunos dirán que son cosas buenas otros no tanto y otros malas. No sé, trato de despegarme del fanatismo anti y pro kirchnerista aunque sé que mi aguja se arrima a los k,  a pesar de que les critico su poca transparencia, su falta de controles, sus falsos discursos heroicos, su hegemonía, cierto autoritarismo. Pero si es por hablar, hablan todos y Clarín es una lacra, es cierto que miente y manipuló descaradamente, eso no quiere decir que los k sean mejores, pero una máscara se cayó, hay que hacer caer otras. El fanático k es tan malo como el anti k, destruyen el diálogo, siempre me pregunto qué los motiva a pensar tan radicalmente ¿el desengaño? ¿el escepticismo? ¿esa segunda inocencia, como dice Serrat, que consiste en no creer en nada? Un fanático nunca tiene razón, ese es un principio, aunque la tenga, esta equivocado. Su método y su sordera aplastan todos sus argumentos por más fundamentados que estén.
No cuestiono la ideología, cuestiono los métodos de análisis. Ese querer reafirmarse en vez de cuestionarse. Después de 8 años de gobierno hay mucha gente que aún lo apoya, eso es un buen signo para mí, porque nada más fácil que la crítica al poder y el desgaste en la gestión, si aun así, hay muchos que lo defienden algo hay. A menos que desacreditemos, y pensemos que esos defensores tienen intereses oscuros de dinero y poder o son idiotas. Lindos argumentos para no pensar. Hay mucho que mejorar en este gobierno, pero también tenemos mucho que mejorar nosotros como sociedad, a mi me alcanza con que el balance y la pendiente sea positiva. Pero no me caso, los sigo de cerca y, como se que mi ideología tiende a la simpatía K, trato de leer mas que nada diarios como Perfil o La Nación, a Tomás Abraham, Alejandro Rozichner, y a TN. Lo más importante es el método de análisis, y no dejar de cuestionarse a uno mismo diciendo ¿no me estaré equivocando? ¿qué es lo que no estoy viendo?

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