domingo, 22 de abril de 2012

Claudio María Dominguez

Me gusta su prédica. En parte porque no se casa con ninguna doctrina ni religión, el tipo hace una síntesis de todo y saca los principios comunes y es eso lo que predica. Por otro lado usa un lenguaje coloquial para que todos lo entiendan, -no sean pedorros y dejen de preocuparse y pelearse por nimiedades-, nos dice. Todo ok con el chico Odol. Pero las prédicas, la de él y la de otros, van dirigidas solo a un grupo de personas, el grupo que sufre, que está angustiado, que pide ayuda emocional. La prédica espiritual se transforma en un consuelo, en una medicina para almas perdidas. ¿qué pasa con el resto de las almas? las almas que no estan sufiendo, tal vez por ignorancia o falta de consciencia de su realidad, pero que también necesitan del mensaje espiritual que las ayude a despertar. Tal vez sea, porque a ese tipo de personas no se pueda acceder, su seguridad y ego les hacen creer que son autosuficientes emocionalmente, que lo tienen todo, que son fuertes, que no necesitan de esa prédica, y que, con bautizar a los hijos alcanza.

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